Un libro imprescindible para…

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Imprescindible para la crianza de tus hijos.

Hace unas semanas, en Twitter le preguntaban a mi amiga Bebé a Mordor cómo ayudar a una niña que lo pasaba mal cuando perdía.

Apareció de repente @maltzur, otro usuario de esta red social y dio esta respuesta:

Se me pusieron los ojos como platos.

En esa imagen aparecían palabras como ganar, dopamina, neocórtex… Todas juntas explicando qué pasa en el cerebro de un niño cuando pierde.  Y yo soy muy neurofriki.

Después de preguntar a qué libro pertenecía esa imagen, Bebé a Mordor lo encontró: No más rabietas. Claves para evitar y solucionar los conflictos con tu hijo.

Y allí fui, rauda y veloz, a comprarme el libro.

Hay dos factores que hacen que me llame la atención toda la bibliografía relacionada con la crianza. La primera es que soy madre (de dos peques) y ¿a quién no le interesa saber cuál es la mejor manera de educar a sus hijos?. La otra es que trabajo con niños. Muchos padres me piden consejo, por lo que mantengo reuniones y realizo escuelas para padres y así poder ayudarles en la crianza de sus hijos.

Tengo muchos libros de diferentes autores para tener una visión lo más amplia posible y poder reflexionar, ver qué es lo que me convence, qué es lo que no y así tener una visión personal, basada en mi propia experiencia, como madre y como profesional.

No me entretengo más y paso a contarte un poco sobre el libro:

NO MÁS RABIETAS. Claves para evitar y solucionar los conflictos con tu hijo.

No más rabietas
Imagen de la portada del libro No más rabietas.

Es un libro de Ediciones Oniro (un sello editorial de Espasa Libros). Pertenece a una colección que se llama El niño y su mundo.

Su autora es Isabelle Filliozat, es psicóloga, pedagoga y psicoterapeuta. Es autora también de otros libros como El mundo emocional del niño.

La ilustradora es Anouk Dubois, con unas imágenes muy divertidas e ilustrativas a lo largo de todo el libro.

Se editó por primera vez en 2011.

El libro se compone de 12 capítulos. Del 2 al 9 nos cuentan conductas típicas de cada edad (separadas de 6 meses en 6 meses a partir de los 18 meses), qué podemos esperar del niño debido a su maduración cerebral y posibles ejemplos de cómo resolver la situación.

El primer capítulo y en los 3 últimos nos trata de explicar conductas concretas que se pueden dar en cualquier rango de edad y que suelen molestarnos a los padres.

Cada capítulo se divide en varias conductas, en las que se explica por qué el niño actúa de esa manera, qué podemos esperar de ellos según su nivel de desarrollo cerebral en ese momento evolutivo y alguna pauta de actuación (o de no actuación también).

Cada conducta se resuelve en una o dos páginas. Algunos ejemplos de los puntos que contiene cada capítulo son: ¡Lo quiere todo inmediatamente!, sus preguntas me exasperan, no quiere irse del parque, ¡yo sola! o se va de la lengua.

El libro tiene 175 páginas.

CONTENIDO

La autora parte de una hipótesis: si los niños de la misma edad presentan conductas parecidas, ¿no será que éstas se corresponden con algo evolutivo?

Y trata de dejar una cosa muy clara: no hay recetas infalibles para educar a los niños. Esto se lo digo mucho a los padres/madres con los que hablo. Nadie podrá ofrecerles algo que funcione al 100% con todos los niños (y si alguien lo hace, huid).

Al inicio del libro, tanto en la introducción como en el primer capítulo, nos dan una serie de tips, por ejemplo:

  • Lo principal es la relación entre madres e hijos, ya que una buena relación saludable les permitirá superar los obstáculos y poder enfrentarse a las dificultades juntos. Como dice Jose Ramón Gamo en sus charlas: «lo importante es que quieran venir a casa los domingos a comer paella».
  • La necesidad principal de todos los niños es sentirse amados.
  • Cada niño es diferente y cada madre es diferente. Los padres tenemos nuestra propia historia y eso puede influir en cómo eduquemos a nuestras hijas. Por lo tanto cada relación es única y habrá que ver qué es lo que está pasando en esa en concreto.
  • Como su cerebro está en pleno proceso de desarrollo, perciben la realidad de manera diferente a los adultos.
Papá y El Peque juntos
Papá y El Peque juntos

No quiero hacer demasiados spoilers, pero quiero ponerte algunos ejemplos de lo que habla a lo largo del libro:

  • Caprichos: son respuestas del cerebro del niño al tener que enfrentarse a una situación excesivamente compleja para él.
  • Rabietas: cuando un niño presenta una rabieta, sus hormonas del estrés inundan todo su cuerpo y las neuronas motoras liberan la tensión, con gritos, llantos, tirándose al suelo… Es su manera de relajarse. Podemos generar otro tipo de hormonas, como la oxitocina, abrazándole. De esa manera le ayudaremos a tranquilizarse. Podemos prevenir que llegue a desencadenarse la rabieta si cuando está en sitios con muchos estímulos tratamos de centrar su atención en otras cosas y así segregará dopamina, que es la hormona de la motivación.
  • No sabe estarse quieto: los niños necesitan movimiento, no lo hacen por llamar la atención. Redirijamos su energía hacia otra acción.
  • Prohibiciones: es mejor decir «para» que «no», ya que sus áreas del lenguaje aun no están muy desarrolladas y la negación lo entiende como una consigna. Además, de esa manera, tiene que hacer dos representaciones mentales y cuando son muy pequeños no están capacitados para ello. Por lo que es más eficaz que la consigna verbal de parar vaya acompañada de una acción física por nuestra parte o que le digamos que es lo que sí puede hacer.
  • Órdenes: cuando damos una orden a un niño, su cerebro frontal permanece inactivo, sin embargo si le hacemos reflexionar o le damos diferentes opciones hacemos que se active su cerebro frontal. Para obedecer una orden verbal es necesario oírla, memorizarla y asociar la palabra y la acción. Para un niño tan pequeño, no parece que sea tan fácil hacer todo a la vez, ¿verdad?

También a lo largo del libro nos hace hincapié en aspectos importantes para el correcto desarrollo de nuestros hijos:

  • El contacto físico: al tocarnos, abrazarnos, acariciarnos, segregamos oxitocina, que es la hormona que nos tranquiliza, nos provoca seguridad y felicidad.
  • Rutinas: las rutinas y los rituales les dan sensación de seguridad. Y así se evitan muchos conflictos.
  • Acoger emociones y sentimientos: cuando verbalizamos los sentimientos que tiene el niño le estamos haciendo ver que le comprendemos y le ayudamos a comprenderse a sí mismo.
  • Límites: es importante que los niños aprendan normas de convivencia, ya que vivimos en sociedad. Cuando le negamos algo, hay que acoger su emoción y es bueno que experimente frustración. Es importante para poner limites saber que es más eficaz permitir hacer otra cosa que prohibirles algo.

Prohibir despierta el deseo, recuérdalo.

Señal de prohibido
Prohibido todo
  • Castigos: nos explica la ineficacia de los castigos a medio y largo plazo. Pero esto ya da para otro post!!!

¿HOY NO HAY NADA DE JUEGOS?

Siempre podemos relacionar todos estos aprendizajes con los juegos, ya que, como te he comentado en otras ocasiones, los juegos tienen beneficios a nivel cognitivo, emocional y social.

Y también al principio del artículo, te expliqué cómo había llegado a mis manos este libro.

En el libro nos explica el motivo por el que a las niñas les gusta crear sus propias reglas mientras juegan y es porque poco a poco van aprendiendo que son convencionalismos sociales. Van explorando el concepto de regla: para qué sirven, cómo pueden cambiarse, quién decide las reglas y para qué se ponen.

Nos aclara qué es lo que ocurre en el cerebro de los niños cuando pierden: al jugar y desear ganar, segregan una sustancia que se llama dopamina. Si no ganan se decepcionan, lo que hace que la dopamina caiga en picado y se activan los centros del dolor del cerebro. Nosotros como adultos podemos atenuar este dolor, a través de la racionalización, pero ellos no han desarrollado esas áreas cerebrales. Los adultos podemos ayudarles a entender su propia conducta y las emociones que sienten en ese difícil momento.

Por eso, quizás es mejor comenzar a jugar con juegos cooperativos. En este post te hablé de 4 juegos cooperativos para jugar con los más pequeños.

Primer Frutal
Juego Primer frutal de Haba.

En otro apartado del libro nos explica el motivo por el que les cuesta esperar su turno. Para una menor de cuatro años su cerebro frontal no está lo suficientemente desarrollado como para que pueda anticipar una conducta y representar un futuro cercano. A través del juego, podemos enseñarle este tipo de competencias emocionales y sociales que necesitará en su día a día.

POR QUÉ LO CONSIDERO IMPRESCINDIBLE

Me gusta mucho del libro el lenguaje que utiliza, alterna continuamente entre niño, niña, el o la. Todo ello lo hace la autora para respetar la paridad. Es importante que cambiemos nuestro lenguaje y que utilicemos indistintamente el género masculino y el femenino. Es algo que he tratado de hacer también. (Espero haberlo conseguido).

Lo que más me gusta es su sencillez a la hora de leerlo. No emplea tecnicismos, se entiende todo perfectamente. El hecho de que cada capítulo esté tan bien estructurado a través de diferentes apartados y que cada uno de ellos ocupe entre una y dos páginas, hace que, si tienes que dejar de leer de imprevisto (los que tenemos niños pequeños sabemos que es difícil leer mucho tiempo seguido), no te pierdas en la lectura. Yo he conseguido leerlo en 4 días (con un bebé lactante y lo que ello implica).

Los amplios márgenes que dejan a los lados son perfectos para poder tomar notas. Yo lo he subrayado, he apuntado ideas… ¡Hasta mi Pequeño lo ha hecho!

CONCLUSIÓN

Muchas veces nos vienen a la cabeza pensamientos del tipo «ojalá empiece a andar pronto», «a ver cuándo duerme ya en su cama», «qué ganas de que vaya sola a los sitios y pueda dejar de ser su taxista» y otras parecidas.

Pero la verdad es que cada vez que superan una etapa en su desarrollo, echamos de menos la anterior. No somos realmente conscientes de lo rápido que pasa el tiempo.

Por lo que, antes de que sea demasiado tarde, tratemos de disfrutar el momento presente. Una vez que pase, no volverá.

Querámosles incondicionalmente, creemos recuerdos bonitos en ellos, apoyémosles y eduquémosles de la manera más cariñosa posible, ellos están aprendiendo. Es fundamental tener una relación basada en la confianza y el respeto mutuo.

Ni los niños nacen con un manual de instrucciones, ni los padres lo sabemos todo. Por lo que lo mejor para mejorar las relaciones familiares, es tratar de entender sus comportamientos.

Y tú ¿tienes algún otro imprescindible entre tus libros de crianza para niños y niñas?

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