Compartir:

Como dice Ignacio Morgado (catedrático de Psicobiología), «no hay aprendizaje sin memoria ni memoria sin aprendizaje«. Y esto es así porque lo que vamos aprendiendo lo almacenamos en nuestra memoria y cada vez que memorizamos algo, aprendemos. Parece, por lo tanto, que tener una buena memoria es importante, así que hoy te propongo 5 juegos para potenciar la memoria.

UN POQUITO SOBRE LA MEMORIA

Tampoco quiero ponerme muy técnica. El tema de la memoria es bastante amplio. Cada vez que aprendemos algo, se producen cambios cerebrales, puesto que se conectan nuevas neuronas. Cuando queremos recordar ese aprendizaje, tenemos que volver a poner en marcha esas neuronas que se conectaron en su momento, esto es la memoria. Se distribuye por toda la corteza cerebral. Se deposita y se consolida en estructuras más profundas como el hipocampo y la amígdala. Es importante recordar que para poder aprender algo hay que estar atento, pero de eso ya hablaremos otro día.

La memoria es un proceso que requiere varios pasos:

  • recepción, selección y tratamiento de la información que se recibe a través de los sentidos,
  • codificación y almacenamiento de esa información,
  • acceso a esa información.

El otro día encendimos la chimenea para probarla en casa. Mi hijo pequeño, de dos años y medio, se acercaba al cristal y sin tocarlo decía «¡quema!» y así se pasó un rato. En un momento dado, calculó mal la distancia y tocó el cristal. Ahora tiene una ampolla en el dedo. Seguro que ha aprendido y ha memorizado que mejor no acercarse mucho al cristal de la chimenea.

Normalmente para memorizar algo, se requiere un esfuerzo consciente (acuérdate de cuando aprendiste a atarte los zapatos), pero hay sucesos con un alto contenido emocional que hace que lo aprendamos y memoricemos con que solo ocurra una vez (seguro que a mi peque le ha bastado con hacerse daño una vez).

Si que me gustaría hablarte de algunas de las clasificaciones que se hacen de distintos tipos de memoria:

  • Memoria a corto plazo y memoria a largo plazo:
    • A corto plazo: nos permite almacenar una cantidad limitada de información durante un breve periodo de tiempo. Por ejemplo, nos dicen el nombre de una persona. Es muy sensible a las interferencias, si mientras nos dicen el nombre y  alguien nos habla, lo más probable es que se nos olvide ese nombre.
    • A largo plazo: si repetimos mucho algo, la información pasa de la memoria a corto plazo a la de largo plazo. Por ejemplo, si nos dicen un número de teléfono y lo repetimos varias veces, no se nos olvidará. Permite almacenar la información porque la ha codificado y ya será duradera.
  • Memoria semántica y memoria episódica:
    • Semántica: es la memoria de nuestra cultura, lo que aprendemos a lo largo de nuestra vida y podemos recuperar.
    • Episódica: la que almacena todos nuestros recuerdos personales, nuestra historia.
  • Memoria implícita y memoria explícita:
    • Memoria implícita: es el aprendizaje de las cosas que solemos hacer, de manera inconsciente, por ejemplo conducir. Se expresa de manera automática y es difícil explicar cómo lo has hecho. Es una memoria fiel, rígida y duradera, que se perfecciona con la práctica.
    • Memoria explícita: son los recuerdos conscientes, lo que conocemos del mundo o nuestras experiencias personales. Es fácil de contar y de explicar. Puede adquirirse tras un ensayo o pocos. Es cambiante, puede modificarse.

Un apartado especial requiere la denominada memoria de trabajo. Como la definición de memoria a corto plazo parecía un poco pasiva, se creó este concepto que implica una memoria de capacidad limitada, que almacena información, pero que también es capaz de manipularla para razonar con ella, comprenderla y utilizarla para la resolución de problemas. Por ejemplo, si me dicen un enunciado matemático de manera oral (tengo dos caramelos y me dan otros dos más), ser capaz de manipular esa información y dar el resultado correcto. Esta información no pasará después a la memoria a largo plazo.

LOS CINCO JUEGOS SON

ABEJITAS ZUM ZUM

Abejitas zum zum
Abejitas zum zum de Mercurio.

Número de personas: de 2 a 5 jugadores.

Edad: a partir de 4 años.

Tiempo estimado: unos 15 minutos.

Editorial: Mercurio.

Autoría: Reiner Knizia.

Ilustración: Michael Menzel.

Precio: unos 20€ en la tienda friki de tu barrio u online aquí.

Mecánica: memoria.

Cómo se juega: se colocan en el centro de la mesa formando un círculo seis abejitas de diferentes colores. (Por cierto, son monísimas, son tentetiesos, como los muñecos esos que nunca se caen). Memorizamos en qué posición está cada una y las tapamos con unas colmenas. Iremos sacando cartas de un montón en el centro de las colmenas y nos dirán qué tenemos que hacer.

Cuando sale una abeja con un color (verde, rojo, azul, morado, rosa y amarillo) tendremos que levantar la colmena donde creemos que está esa abeja. Si es correcto, nos llevaremos la colmena delante nuestra. Si no es correcto, taparemos esa abeja de nuevo y será el turno del siguiente jugador. En el caso de que la abeja de ese color la tenga un jugador delante de él, podemos levantarla también. Si acertamos se la podemos quitar. Podemos también tenerla nosotros ya delante nuestra, levantaremos la colmena, si es correcto, podemos sacar otra carta.

También hay cartas con colmenas, en ese caso cogemos una colmena sin levantarla y la ponemos delante nuestra.

Y si sale la carta de oso tenemos que devolver una de nuestras colmenas al centro, sin levantar la colmena.

Quien consiga tener cuatro colmenas delante suya, habrá ganado.

Habilidades que trabaja: fundamentalmente la memoria, puesto que tenemos que ir memorizando donde está cada abejita en cada momento. La atención, porque si te despistas un momento ya no sabrás dónde está cada abeja. La coordinación óculo-manual para coger la colmena que queremos coger. La visopercepción para discriminar los diferentes colores de las abejas y de las cartas.

Por qué me gusta este juego: porque es un juego rápido, para entrar en acción por ejemplo antes de comenzar la sesión. Es un juego que pone en igualdad de condiciones a todos los jugadores, da igual que sean mayores o pequeños, que sean jugones o no, así que para iniciar a los peques en el mundo lúdico es ideal.

SPEED COLORS

Speed colors
Speed colors de Mercurio.

Número de personas: de 2 a 5 jugadores.

Edad: a partir de 5 años.

Tiempo estimado: entre 15 y 20 minutos.

Editorial: Mercurio.

Autoría: Erwan Morin.

Ilustración: Robin Rossigneux.

Precio: 20€ en tienda u online aquí.

Mecánica: memoria.

Cómo se juega: del Speed Colors ya te he hablado cuando te propuse juegos para esperar en restaurantes. Básicamente se trata de memorizar cómo están dispuestos seis colores (rojo, amarillo, morado, naranja, azul y verde) en un dibujo. Después se le da la vuelta a la tarjeta y hay que reproducir los colores igual que en el dibujo a color.

Habilidades que trabaja: la memoria, puesto que hay que reproducir la misma secuencia de colores. La psicomotricidad para coger bien los rotuladores, ponerles y quitarles la tapa, pintar sin salirse y con soltura. La coordinación óculo manual para pintar dentro de las lineas del dibujo y hacerlo en el hueco que queremos. La visopercepción para distinguir los colores y las formas de los dibujos. La velocidad de procesamiento porque el que termina más rápido detiene a todos los demás jugadores. La flexibilidad mental puesto que yo quiero seguir la secuencia de colores según la he memorizado, pero alguien está usando el color que necesito, ¡no puedes quedarte parado esperando a ese color! Las autoinstrucciones porque cuando he memorizado cómo están dispuestos los colores voy repasando si lo estoy haciendo bien.

Por qué me gusta este juego: porque me permite dar a los peques estrategias para ayudarles a memorizar. El hecho de tener que pintar a ellos les encanta.

EL CASTILLO DURMIENTE

El castillo durmiente
El castillo durmiente de Haba.

Número de personas: de 1 a 4 jugadores.

Edad: a partir de los 4 años.

Tiempo estimado: 10 minutos.

Editorial: Haba.

Autoría: Heinz Meister.

Ilustración: Gabriela Silveira.

Precio: unos 12€ aproximadamente si lo compras a tu ludotendero favorito u online aquí.

Mecánica: memoria.

Cómo se juega: ya dediqué un artículo completo a este juego porque me gusta mucho. Ya te dije que era algo más que un memory. Muy resumido, se colocan las fichas de guardianes dormidos en el centro boca abajo y las de los despiertos formando un círculo alrededor de ellos. Entre los que están despiertos se colocan una serie de monedas. Si al dar la vuelta a dos de los guardianes dormidos coincide que esos dos despiertos están juntos, cogemos las monedas que hay entre ellos. Gana quien más monedas tenga.

Habilidades que trabaja: la memoria puesto que si logro recordar donde están los guardianes del centro que se corresponden con los guardianes de fuera que más monedas tienen, tendré más posibilidades de ganar. La visopercepción para poder diferenciar bien a los guardianes entre si y a los que están dormidos con los que están despiertos. La coordinación óculo manual para dar la vuelta a las fichas que quiero y para coger las monedas. La planificación al tratar de ir dando la vuelta a las fichas del centro de manera ordenada para saber cuáles he ido destapando.

Por qué me gusta este juego: porque es más elaborado que un simple memory de dar solo la vuelta a las fichas, poner las monedas en medio de los guardianes le ha dado un plus de calidad.

FUERZA DE DRAGÓN

Fuerza de dragón
Fuerza de dragón de Haba.

Número de personas: de 1 a 4 jugadores.

Edad: a partir de 5 años.

Tiempo estimado: 15 minutos.

Editorial: Haba.

Autoría: Wolfgang Dirscherl.

Ilustración: Felix Scheinberger.

Precio: 12€ aproximadamente en tu tienda de cabecera u online aquí.

Mecánica: memoria.

Cómo se juega: se colocan las piezas exteriores formando un círculo (que simula el cráter de un volcán), alternando las que son lisas de las que tienen un corte. En esos cortes se colocarán las cuevas de los dragones, una de cada color. Dentro del círculo queda un hueco donde se colocan las 16 losetas de dragón.

Cada casilla y cada loseta de dragón tiene un dibujo: una salamandra, una araña, un murciélago o un dragoncito. Si al levantar una loseta del centro el animal coincide con el que está en la casilla donde nos encontramos, avanzarás. Nos moveremos una, dos o tres casillas, dependiendo de cuantos animales haya en la loseta del centro. Si al levantar una loseta, no coinciden los dos animales termina el turno y hay que dar la vuelta a todas, es un buen momento para memorizarlas. Si aparece un dragón calavera retrocederás tantas casillas como dibujos haya en la loseta, pero seguirás jugando. La primera persona en dar la vuelta al volcán y entrar de nuevo en su cueva, habrá ganado.

Habilidades que trabaja: la memoria, porque te tienes que acordar de dónde han ido saliendo los animales para poder avanzar más rápido. La atención, ya que tienes que estar pendiente de qué losetas se van levantando para memorizar la posición de los animales. La orientación espacial, saber si una estaba arriba, abajo, a la izquierda o a la derecha. La coordinación óculo-manual para levantar la loseta que quiero y para no desmontar el tablero. La planificación, porque puedo pensar en qué losetas debo levantar para avanzar más, o incluso levantar una de retroceder para ir a un animal que recuerdo dónde estaba su loseta.

Por qué me gusta este juego: un juego rápido, la temática les gusta mucho a los peques y le da un extra a los juegos tipo memory.

EL LABERINTO MÁGICO

El laberinto mágico
El laberinto mágico de Devir.

Número de personas: de 2 a 4 jugadores.

Edad: a partir de los 6 años.

Tiempo estimado: unos 20 o 30 minutos.

Editorial: Devir.

Autoría: Dirk Baumann.

Ilustración: Arvi.

Precio: unos 30€ en tu tienda de confianza u online aquí.

Mecánica: memoria, lanzar dados, movimiento de celdas

Cómo se juega: fíjate si es un juego recomendable e imprescindible, que tienes un montón de reseñas en internet. Elige la que más te guste: Tang de Naranja y su becario, Bebé a Mordor y Cuéntame un juego, (además tienen unas fotos muy chulas).

El juego consiste en ir llegando a unas runas que iremos sacando a través de un laberinto. Lo más interesante del juego es que el laberinto está por debajo del tablero, por lo que no vemos dónde están las paredes. Cada jugador elige un peón de un color y se coloca en una esquina y debajo pone una bolita de metal. Como el peón tiene un imán se queda pegada y será la que choque con las paredes y se caiga. Cuando esto ocurra, nos colocaremos de nuevo en la casilla de salida. Para movernos iremos tirando un dado y avanzaremos lo que nos marque. Quien consiga antes 5 runas se llevará la victoria.

Habilidades que trabaja: la memoria, tendremos que ir recordando dónde estaban las paredes del laberinto. La atención, estar pendiente de dónde se han chocado los otros jugadores. La orientación espacial, saber en qué dirección tengo que moverme sin chocarme. La planificación, con la imagen que voy construyendo en mi cabeza del plano, valorar opciones para ver caminos más cortos.

Por qué me gusta este juego: es muy visual y su mecánica gusta tanto a mayores como a pequeños.

CONCLUSIÓN

Saber cómo aprendemos y cómo memorizamos es fundamental para sacar más partido a nuestra memoria. Por ejemplo, si queremos aprendernos las tablas de multiplicar, sabemos que va a ser un tipo de memoria implícita, porque no va a cambiar y porque debe ser duradera, requerirá pues mucha repetición y cuanto más la repitamos más destreza tendremos. Si queremos poder incorporar nuevas posibilidades a un aprendizaje o ser creativos, requiere una memoria explícita. Por ejemplo si mi madre me ha enseñado una receta, pero quiero variar algún ingrediente.

Una manera divertida de entrenar la memoria es a través de los juegos. Además de que por medio de estos podemos ir introduciendo a los niños y niñas a conocer diferentes estrategias y modos de memorizar que puedan generalizar a otros entornos.

Y tú ¿consideras que tienes buena memoria? Te reto a que pruebes estos juegos con peques, te aseguro que no será tan sencillo ganarles.

COMPARTIR

QUIZÁ TAMBIÉN TE INTERESE...